Hay un aire de escondidas gacelas acechando detrás de tus palabras, Amor de contrafuego que nos limpia de purezas el orgasmo sacudido entre botellas y botellas y botellas y colillas de cigarros a medio fumar, esas que se van acumulando en las esquinas y que resisten la necedad de las escobas municipales. Sí, hay un aire lúbrico golpeando a la puerta, reclamando se cumplan los días que determinamos sean sólo, única, exclusivamente nuestros.
Hay un aire de escondidas gacelas acechando detrás de tus palabras, Amor de contrafuego que nos limpia de purezas el orgasmo sacudido entre botellas y botellas y botellas y colillas de cigarros a medio fumar, esas que se van acumulando en las esquinas y que resisten la necedad de las escobas municipales. Sí, hay un aire lúbrico golpeando a la puerta, reclamando se cumplan los días que determinamos sean sólo, única, exclusivamente nuestros.
ResponderEliminar